De vez en cuando salgo al balcón, entonces me pregunto: ¿"De vez en cuando", qué significa "de vez en cuando"? Pero ya estoy allí, contemplo la ciudad; el tedio, es siempre lo mismo, salvo cuando llueve, por un rato. Miro las palomas, por alguna razón sigo allí; miro, espío las casas, intento inventar alguna historia.
Un recuerdo. "¿Padre, como se llama aquel pájaro?"
Pienso: al rato voy a escribir algo de todo esto.
Pienso también en algo que pienso de vez en cuando: ¿Tengo un estilo? ¿Escribo con algún estilo? ¿Es propio?
Me respondo que no importa, que al fin y al cabo no soy escritor, que tengo la excusa perfecta: que escribo, pero no soy escritor.
Hurte una lapicera de casa de mi madre; la saque de allí sin preguntar, por algún examen tal vez, y ahora escribo con ella.
A veces pienso que me estoy aniñando, es decir, no haciendome niño, sino haciendome niña, es decir, que escribo como una niña, es decir, como una histérica angustiada, pero no mucho.
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