lunes, 21 de diciembre de 2009

Nervarien

A veces, las segundas partes son aburridas. Sin embargo uno nunca pierde la curiosidad.
Si entonces estas son previsibles se tornan aburridas; si dejan la posibilidad a una tercera parte, mientras no resuelvan el enigma siguen siendo interesantes.
Es que uno no quiere llegar al final, pero avanza.

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El artista tiene su material y hace un algo(la obra) con él. Decimos que con el material el artista puede decir algo. Puede transformar eso que no dice nada, en eso que dice algo. Siempre y cuando el artista tenga algo para decir, y se lo pueda hacer decir a ese objeto. Pero cuando hablamos de ese algo para decir nos referimos a algo mas.
En rigor, todos tenemos cosas para decir. Lo que ocurre es que algunos las dicen diferente. Tal vez tenga que ver con decir algo en otro lugar. Digamos tomar un algo y ponerlo en otro algo distinto, que de por sí no seria el lugar de ese primer algo.
Tal vez mejor, decir algo por un canal por el cual no se puede decir ese algo, o mejor, por donde no se debe.
Estaríamos hablando de forzar los materiales a que hagan algo que de por si no hacen.


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Dos sillones bajos, rechonchitos, naranja intenso; una mesa redonda, más bajita, azul-celeste, también intenso; todo alrededor blanco. La escalera arriba nuestro, en zig-zag. Por fuera una fuente delirante que brota del suelo. Algunas personas mirándola.

-Imaginate que ahora nos vemos bajar por las escaleras.

Asombro y un tinte de indignación.


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No me voy a cansar de decirlo: hay que concebir en los genios los altibajos creativos.

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La obra no terminaba y ellos, tan tímidos, seguían preguntándose por el amor y la existencia. Tan obvios, tan sencillos.
La obra no terminaba y empezaba otro acto. Otro acto mas, y la música era horrible.
La obra no terminaba y el público se tornaba incomodo. Se acomodaban, se rascaban, tocían.
La obra no terminaba y vos te acomodabas el cinto, y yo gozaba con las bizarrerías del expresionismo alemán.

Todo era una gran ensalada de neurosis.

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Algo más sobre las obras geniales. No suelen ser homogéneas. Suelen ser poliestilísticas. Suelen incluir algo de antes, algo de ahora y algo de después. Pero insisto, no un todo homogéneo. Más bien un todo en que sus partes luchan por coexistir.
Por último, no cierran; dejan en evidencia los agujeros del ser.

martes, 1 de diciembre de 2009

melanto

una nota
se repite... otra
nota
muere
en el silencio...
o una caricia
tuya
...
tanta piel
tanta
mirada
impredecible... un enigma
o la
presión de mis-tus labios
contra el sentido del tiempo
... nosotros
nos hundimos
en éxtasis...

sábado, 21 de noviembre de 2009

Lluvia

La noche esta muy calma, en la calle no hay mucha gente y llueve lentamente, como si lo fuera meditando, como un rumiar.
La inmovilidad puede generar los más desconocidos placeres internos, la búsqueda -ilícita- del sentir puro, la referencia a uno mismo; la imaginación salda los exquisitos vacíos.
La intención del delirio, el forjar lo que esta configurado, no lo que ES, sino lo que uno ha configurado previamente y lo que han hecho con uno.
Lo impresionante de poder dejar de ver, pero no de oír, no voluntariamente; del sonido, que organizado (o su aproximación) genera algo que llamamos "imagen" por analogía con lo visual; del placer del exceso como éxtasis, como desborde, la falta de mesura, la sensación de libertad, la marcación imprecisa; del placer de lo extremamente medido, de lo puntillosamente organizado, la sensación -falsa- de tranquilidad.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Acababan de merendar.

Ella estaba tendida boca arriba sobre una lona, con la poca ropa que necesitaba en verano; cerraba los ojos con gracia cada vez que las hojas le permitían al sol herir su mirada.
Él a su lado cambiaba constantemente de posición. A veces contemplaba el correr de los niños, a veces el leve movimiento de las plantas, o tal vez la peculiar forma que generaba el ramaje de algún árbol. Siempre se preguntaba como podía ser que en algunos casos el follaje se concentrara hacia un lado y el árbol no perdiera el equilibrio.

Ahora ella dormitaba y él se daba vuelta, la miraba, decidía contemplarla. Se contenía las ganas de acariciarle el cuello y las mejillas. Ella lo percibía.

-Siempre te quedas así.
-¿Así cómo?
-Mirándome.

Entonces se sonreían. La sonrisa de ella no era igual.

-¿Me vas a decir que te pasa?

Entonces la besaba en la mejilla, los ojos, la nariz, la boca.
Luego se frenaba, estaba encima, se separaba, con los brazos extendidos, de ella y del suelo. Ahora la miraba expectante, buscando respuesta.

-La verdad es que es muy lindo día.

Él sonreía nuevamente y le deba otros besos. Se separaba de vuelta.

-Lastima que el fin de semana largo se acaba.
-¿Por qué no te pusiste un pantalón corto?
-Así estoy cómodo.
-¿Cuando te vas a relajar?
-¿Cuando me vas a decir?

Se producía un silencio. Él se corría hacia el costado, ella se volteaba hacia el otro lado. Él la abrazaba, respiraba profundo.
El viento corría las hojas que ahora dejaban que el sol le hiriera los ojos.

lunes, 9 de noviembre de 2009

"...La elección de objeto queda restringida en el individuo sexualmente maduro al sexo contrario, y la mayor parte de las satisfacciones extragenitales son prohibidas como perversiones. La imposición de una vida sexual idéntica para todos, implícita en estas prohibiciones, pasa por alto las discrepancias que presenta la constitución sexual innata o adquirida de los hombres, privando a muchos de ellos de todo goce sexual y convirtiéndose así en fuente de una grave injusticia. El efecto de estas medidas restrictivas podría consistir en que los individuos normales, es decir, constitucionalmente apto para ello, volcasen todo su interés sexual, sin merma alguna, en los canales que se le han dejado abiertos. Pero aun el amor genital heterosexual, único que ha escapado a la proscripción, todavía es menoscabido por las restricciones de la legitimidad y de la monogamia. La cultura actual nos da claramente a entender que sólo esta dispuesta a tolerar las relaciones sexuales basadas en la unión única en indisoluble entre un hombre y una mujer, sin admitir la sexualidad como fuente de placer en sí, aceptándola tan solo como un instrumento de reproducción humana que hasta ahora no ha podido ser sustituido."

De "El Malestar en la Cultura", del amigo Freud. Texto por momentos excesivamente duro, a veces excesivamente delirante.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Dolcezza

I

La sonrisa se presenta delicada,
ramo de colores en mano,
corre y seduce,
vuela y corresponde.

La sonrisa le responde
con una hirviente mirada
que la desviste y la envuelve,
la contempla y la devora.

Las sonrisas se encuentran,
se acarician sus labios,
se acarician sus cabellos,
se buscan todo el uno sobre el otro.


II

Inagotable desenfreno
que arrasas deseo contra hombre,
inagotable locura
que deviene amor-suicidio,
gozo extremo,
sentimiento pleno
de caída-éxtasis,
de un rostro multiplicado
por miles
en tu dulzura,
tus labios o tus ojos.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Lully

Las operas de Lully están compuestas por un prólogo y 5 actos. En el prologo se hace "una alusión alegórica a los méritos y actos elevados del soberano". Soberano que viene a ser Luis XIV, absolutista por antonomasia.
Estas operas además de ser cantadas son bailadas, en el mejor de los casos, claro esta. En todo caso así fueron pensadas.

Buscando en iutu' me tope con este vídeo muy simpático de unos jovenzuelos(y no tanto) que simulan ser turistas bailando muy despreocupados en el palacio de Versailles. Todo esto con la música y la letra del prologo de Armide, de Lully, que como dije antes, tiene carácter político. Gran contraste.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Cae

Cae, deseo del deseo mismo,
por andar deseando un ser deseado,
deseando desear la muerte del Deseo.

Da vueltas en el aire, mientras cae
disiente, disiente de su caída,
prefiere evitarla, omitirla, ignorarla,
se disgrega de sus razones.

Choca contra el suelo,
contra el aire, contra él mismo,
contra el chocar mismo,
contra su caída y vuelve.
Por no chocar vuelve,
vuelve a caer.

Inflexiona en su forma,
invierte sus argumentos,
invalida su sentido.

Cae, nuevamente, por deseo,
deseo de desear, nuevamente,
nuevamente, deseo de caer,
de caer, dar vueltas en el aire,
nuevamente,
de chocar nuevamente, de caer,
nuevamente de desear.

martes, 3 de noviembre de 2009

Poemas a María

I

Aquí estoy, diciendo:
el poeta que niega el amor
no es poeta,
es un enfermo mentiroso.

Esta tarde me dijiste:
gran poeta.

Aquí te digo:
te equivocas.

Pues para eso
debiera hincarme
sobre mis palabras,
sobre mis mentiras
y darme golpes
de a miles
contra ellas
hasta que ya no queden rastros.

Aquí estoy escribiendo,
con la esperanza de que la palabra expíe,
que disipe las culpas.



II

Existen cosas que te he escrito
que ya ni se donde encontrarlas,
que ya ni quisiera encontrar,
que si vieras
tal vez no creerías.

Existen muchas cosas que la palabra
no ve ni alcanza,
por eso la palabra no es buena;
en el mejor de los casos
se nombra la ausencia del nombre,
como aquí,
modestamente.


III

No salgo del espanto
que me ha producido vernos
como dos locos
corriendo sin sentido,
a veces miedosos, asustados,
de nosotros mismos
con nosotros mismos,
el uno para con el uno,
el otro para con el otro;
saliendo de uno,
pasando por el otro,
siguiendo por el camino de largo.

Nos deshicimos en explicaciones,
nos justificamos amablemente,
a veces más, a veces menos.


IV

Alguna vez no tuvimos el coraje
de mirarnos con violencia
y zambullirnos en la oscura,
feliz, angustiante locura del otro.

Alguna vez corrí lejos,
como el peor de los cobardes,
tanto que, llegando al otro lado del horizonte,
ya no me deje escucharte;
al filo de mi integridad
destruí aquellos suspiros
que nacían y morían puros.


V

Escribo estos versos
para encerrar en estas hojas,
noche y desesperación mediante,
todo lo vivido en la tarde,
en nuestro ultimo encuentro amoroso,
porque a veces la metáfora no vale
y es entonces que el poeta se suicida
buscando volverse verdad.


VI

Provocas en mí María,
porque hoy a ti te hablo,
el poder de la creación infinita,
el poder de hacer plásticas y plasmar
las pequeñas inflexiones de la realidad


VII

Por tus ojos
me has hecho entrar
en un túnel de mil temblores,
-sí, hoy también te hablo de mí-
en la división eterna de las aguas del mundo
o en el simple descenso del subir de las hamacas.

Por tu incipiente llanto
-claro que lo note-
me has hecho correr
por mi cuerpo en todas direcciones,
buscando una gruta-escondite.


VIII

Ya entrada la noche
te hiciste lluvia,
comenzaste a brotar
por todo horizonte posible;
no contenta con ello
te volviste trueno
para que además
te oiga.


IX

Maldito una vez más
el día en que me fui,
sin hacer siquiera
una pequeña galantería francesa.


X

El poeta mira el paisaje
y lo desarma en líneas, colores y sonidos,
porque no lo quiere ver unido,
lo quiere degustar de a partes,
quiere volcar su sangre sobre una imagen
y estallar en impresiones nacidas de la violencia del sol.

El poeta no se reconoce en lo que dice,
se lee, se mira y es ajeno,
por eso escribe,
se busca extensamente.


XI

El encanto de lo indivisible
brota de tu sonrisa,
de tu expresión de angustia,
de tu risa o tu cara de enojo.


XII

Probablemente sigas sin creerme,
sigas pensando con el miedo entre los labios,
sigas gritando mi ausencia,
sigas-sigamos volviendo el pasado presente,
pisando el deseo para no perderle el rastro.
¿Y si somos un montón de lugares comunes?
¿Entonces qué?
¿Como se vive en el desprecio constante?

Sobornamos escribiendo a la pasión
y morimos antes de que aclare el horizonte.
Valoramos las señales-espina-dolor de la existencia.


XIII

Alguna vez ambos callamos
ante el silencio del otro;
pude darte un beso,
pude darte dos,
no más.

Alguna vez me mandaste a mi casa
a pensar sobre mi vida,
o discutimos lo indiscutible,
lo inefable, lo indecible,
por ese vicio que tenemos
de querer comprender todo.

Alguna vez me fui a pensar sobre mi vida,
me quede sin respuesta, en silencio;
volví mudo, con algunas letras en el bolsillo,
la mirada en otro lugar;
intente decir aquello que no pude decir
de mil maneras
y sin querer invente otra historia.
Una escapatoria-cuento-rosa-final feliz.

Alguna vez intente
entrar en tu mundo con mis brazos
y buscarte en él.


XIV

Te he escrito durante un par de horas
y siento que no he terminado,
que no es suficiente.

Te he deseado todo este tiempo
y me parece que no es suficiente.


XV

Maldito el poder hacerte sufrir,
maldito el llanto que te brota de mis culpas,
maldito el llanto que me brota de mis culpas.

lunes, 2 de noviembre de 2009

-Doctora, me siento mal.
-Ya se le va a pasar Soria.
-Doctora, realmente me siento mal.
-¿Qué le pasa?
-Tome mucho doctora.
-Bueno, tómese un té de manzanilla y acuestese un poco.
-Doctora, le estoy diciendo que me siento mal, ¿No me va a revisar?
-No hace falta Soria, TODAVIA NO.


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-Cuenteme un cuento doctora.
-No sé ninguno.
-¿Alguna anécdota?
-No se me ocurre ninguna interesante.
-Doctora, creo sentirla... ¿Puede ser que este de mal humor?
-Puede ser, ES EL AGUA.
-Ah, comprendo.


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-¿Cuándo decidió que iba a ser doctora?
-No estoy segura.
-¿Tiene padres?
-Dos, como todo el mundo.
-¿Los ve seguido?
-Solo en los cumpleaños y las fiestas.
-Doctora, creo que me estoy enamorando de usted.
-YO LO AMO SORIA.
-Ah, si, yo también.

nido de palomas

De vez en cuando salgo al balcón, entonces me pregunto: ¿"De vez en cuando", qué significa "de vez en cuando"? Pero ya estoy allí, contemplo la ciudad; el tedio, es siempre lo mismo, salvo cuando llueve, por un rato. Miro las palomas, por alguna razón sigo allí; miro, espío las casas, intento inventar alguna historia.

Un recuerdo. "¿Padre, como se llama aquel pájaro?"
Pienso: al rato voy a escribir algo de todo esto.
Pienso también en algo que pienso de vez en cuando: ¿Tengo un estilo? ¿Escribo con algún estilo? ¿Es propio?
Me respondo que no importa, que al fin y al cabo no soy escritor, que tengo la excusa perfecta: que escribo, pero no soy escritor.

Hurte una lapicera de casa de mi madre; la saque de allí sin preguntar, por algún examen tal vez, y ahora escribo con ella.

A veces pienso que me estoy aniñando, es decir, no haciendome niño, sino haciendome niña, es decir, que escribo como una niña, es decir, como una histérica angustiada, pero no mucho.

viernes, 30 de octubre de 2009

Me levanto, casa de mi madre, viernes, 12 del mediodia. Un poco arruinado, un poco. Pienso que es lo mejor que puedo hacer y entonces me respondo: licuado de frutilla, banana y naranja. Abro la heladera, hay naranja, no hay frutilla. Veo donde estan las bananas: hay bananas. Me dispongo: VOY A COMPRAR FRUTILLAS. Le pregunto a mi madre donde comprar, me indica. SALGO.

Calor, mucho verde, el parque centenario. Verduleria a la vista. Entro, repleto de gente. Verduleria con la particularidad de ser autoservicio. Busco las frutillas, al fondo, el cartel dice "FRUTILLAS $4,89", agarro una bolsa. El 70% de las frutillas estaba para tirar a la basura. Muy tranquilo las elijo. Voy a la caja, hay dos cajas, me posiciono desinteresadamente en una.

La primera de la cola era una señora muy gorda repleta de bolsas de frutas y verduras, la cajera las pesaba pacientemente. La segunda, una nena de unos 9 años, con un carrito tambien repleto. Yo avisto unas frutillas en mejor estado, justo al lado de la caja, a unos centimetros de mi persona. Para agarrarlas me debia desplazar por completo de la cola, atras no tenia nadie, pero quien sabe, pienso.
Especulo: en un rato la señora de las tantas bolsas se va a correr levemente hacia adelante, la niña la seguira y yo estare al lado de las frutillas, justo para elegirlas sin correrme.
Pero no, la niña se adelanta, un poco, antes que la señora, con lo cual yo quedo a mitad de camino. La ansiedad me carcome, TENGO QUE ELEGIR LAS FRUTILLAS, tal vez luego YA NO PUEDA. Pero me tengo que desplazar, levemente, muy levemente de la cola, PERO ME TENGO QUE DESPLAZAR.
Finalmente lo hice, justo justo cuando una nueva señora un poco mayor de edad se allegaba a la cola para ganar terreno sobre mi lugar. Me doy vuelta violentamente, la miro, miro las frutillas, miro a la señora, elijo una frutilla, la miro de vuelta, me animo:

-Si... disculpe, estaba yo, pasa que aproveche para agarrar unas frutillas...
-SI, SOLO ME ESTOY PONIENDO EN LA COLA, SI- un poco molesta reitera - SI, ESTOY PONIENDOME EN ESTE LUGAR.
-Ok ok, solo le avisaba por las dudas, disculpe.
-SI ESTA BIEN, ME ESTABA PONIENDO EN LA COLA.
-Si si, esta bien.

Respiro, elijo con tranquilidad las frutillas, noto que de todas maneras no estaban mucho mejor, esta vez ataca la señora:

-¿PERO ESTAS EN LA COLA, NO?
-Si si, pasa que las frutillas del fondo estaban muy feas y estoy completando con las que hay aca.
-AH BUENO, ESTA BIEN.

Un poco frustrado vuelvo al poco lugar que me quedaba en la cola.
En eso cae la abuela de la niña que estaba delante mio. La niña agarra un envase y pregunta:

-Abuela, ¿podemos llevar arandanos?

La abuela retruca:

-¿No queres KIWI?
-¿No podemos llevar arandanos?

Momento de tensión, silencio, miradas perdidas. La abuela insiste una vez mas:

-¿No queres que llevemos KIWIS?

La nena no responde. Miradas vagas de vuelta.

-Respondeme, te estoy preguntando SI QUERES KIWI.
-No, no quiero. ¿Podemos llevar arandanos?
-NO, PORQUE YA ESTAMOS LLEVANDO MUCHAS COSAS, YA ESTA.

Luego siguio la discusión. La señora que tenía atras se cambio de fila, cosa que debiera haber hecho yo 20 min atras para ya estar afuera del local.
La abuela y la nieta seguiando discutiendo por diversas cosas, pero acordaron en una: dejarme pasar porque yo tenia una sola bolsa. La cajera no tenia cambio, tuve que agregar frutillas, llevar albahaca para llegar a los 5 pesos.
Pero finalmente, llevaron arandanos.
Estaba sentado, pensando qué iba a poner como primera entrada, cuando de repente me pregunte "¿me podria hacer un blog?"; y me respondí: claro ¿por que no?.